..G.M./J.P.R.
El próximo 20 de abril no habrá que llevar mascarillas en interiores con algunas excepciones para garantizar, según el Ministerio de Sanidad, la protección de las personas vulnerables. Pero desde la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) hablan de falta de medidas concretas para las personas con riesgos de salud, “empezando por definir qué es vulnerabilidad”, apunta Carina Escobar, presidenta de la POP.
En conversación con iSanidad, la representante de la plataforma que agrupa a 1.450 asociaciones, valora la retirada de las mascarillas obligatorias en interiores y lamenta la falta de protección de las personas vulnerables en los centros de trabajo. Además, tras dos años de pandemia, denuncia que “no se ha recuperado la normalidad asistencial” en el sistema sanitario.
“Todavía quedamos muchas personas que no vamos a poder quitarnos la mascarilla o no tenemos claro a qué personas nos estamos refiriendo cuando se habla de vulnerabilidad”
¿Qué le parece la decisión de sanidad de retirar el uso obligatorio de mascarillas en interiores desde el 20 de abril?
Nos parece que, si es lo indicado y estamos en un momento en el que la pandemia lo permite, es normal que se vayan retirando estas medidas de protección. Pero todavía quedamos muchas personas que no vamos a poder quitarnos la mascarilla o no tenemos claro a qué personas nos estamos refiriendo cuando se habla de vulnerabilidad.
¿Cómo creen desde la POP que la retirada de mascarillas en interiores puede afectar a las personas vulnerables, con enfermedades crónicas?
Desde que empezó la pandemia, seguimos insistiendo en que debe haber medidas concretas para las personas con enfermedades crónicas y en situación de fragilidad y riesgo ante el Covid-19. Cuando se toma una medida tan importante como es quitarnos la mascarilla completamente, habiendo personas que se han vacunado y otras no, y con otras personas que tienen riesgos de salud graves, primero tenemos que ver cómo vamos a cuidar a los vulnerables y qué medidas se toman. Además, hace falta comunicar esas medidas y hacer mucha didáctica y difusión para la ciudadanía en general y para nosotros, las personas vulnerables.
“Cuando se toma una medida tan importante como es quitarnos las mascarillas completamente, primeros tenemos que ver cómo vamos a cuidar a las personas vulnerables”
Creo que hemos dejado de lado las campañas de comunicación insistiendo en que el Covid-19 sigue con nosotros y hay que mantener medidas como el lavado de manos o estar en sitios ventilados. Hay que insistir muchísimo en esto, no solo con comunicaciones puntuales. Tenemos que crear una cultura de convivir con una pandemia que nos haga aprender algo de lo vivido.
El uso de mascarillas en los centros de trabajo queda en manos de los servicios de prevención de las empresas. ¿Cree que las personas vulnerables seguirán estando protegidas en sus lugares de trabajo?
La protección de personas vulnerables por inmunosupresión, mayores de 60 años o mujeres embarazadas en los centros de trabajo es muy complicada. Hay que hacer un seguimiento y tener recomendaciones muy claras. A veces, es complejo entender la enfermedad y, en muchos sitios, nos vamos a encontrar que estas enfermedades son invisibles. Por ejemplo, las personas inmunosuprimidas muchas veces no han reportado a la empresa su situación de mayor riesgo por miedo a que esto sea una condición negativa para ellos o miedo a perder su trabajo.
“En un momento de pandemia tenemos que cuidar a los vulnerables y cuidar de que no pierdan su empleo”
Hay que promover la protección de esas personas como un valor para las empresas, que tienen que tener un punto solidario y ser conscientes de que en la diversidad de las plantillas hay personas más vulnerables. Las empresas tienen que trabajar en educación en salud y proteger al porcentaje de personas con enfermedades crónicas que tengan en sus plantillas y que posiblemente desconozcan.
En el caso de que la empresa no pueda proteger a esas personas, en esta crisis sanitaria no podemos elegir entre trabajar y nuestra salud. Hay que dejar claro que en un momento de pandemia tenemos que cuidar a los vulnerables y cuidar de que no pierdan su empleo. Pero no hay indicaciones concretas para las empresas públicas y privadas, ni una medida concreta legal y de protección específica, que impida despedir o no proteger a estas personas.
“No hay una medida concreta legal y de protección específica, que impida despedir o no proteger a las personas vulnerables”
La nueva estrategia de vigilancia y control de Covid-19 se centra en las métricas de contagios de la población vulnerable y en los indicadores de presión hospitalaria. ¿Creen que es acertada en este momento para proteger a las personas con enfermedades crónicas?
Me parece insuficiente, creo que tenemos que tener más información sobre la vulnerabilidad de la población, empezando por definir qué es vulnerabilidad, lo que nos va a enseñar para otras pandemias a poder rescatar en un momento de crisis sanitaria a las personas que más pueden sufrir.
Necesitamos tener más datos de calidad que nos ayuden a poder hacer previsiones de antivirales y vacunas y poder adelantarnos y prevenir las situaciones que hemos vivido en esta pandemia. Con lo cual, no solo hay que tener datos de vigilancia, sino que la estrategia tiene que recoger la trazabilidad de las personas vulnerables, ver la efectividad de las vacunas en algunos colectivos y muchas otros aspectos que se pueden medir y que nos tienen que dar información para tomar decisiones.
“Hay que intentar que las personas sepan si tienen que ponerse la cuarta dosis y puedan resolver dudas sobre por qué tienen que ponérsela”
La cuarta dosis de vacuna Covid-19 está indicada solo en personas muy vulnerables. Inmunodeprimidos, personas con VIH, con enfermedades oncohematológicas, con cáncer y en diálisis, principalmente. ¿Debe llegar a más pacientes con enfermedades crónicas?
La cuarta dosis de refuerzo está indicada para todas las personas que tienen enfermedades establecidas dentro del grupo siete [en la Estrategia de Vacunación], con lo cual sí hay un amplio alcance. La lista es muy amplia, pero creo hay que dar más a conocer esa lista. Hay que intentar que las personas sepan si tienen que ponerse esta cuarta vacuna y puedan resolver dudas sobre por qué tienen que ponérsela. Aquí, de nuevo, hay que hacer más didáctica y ofrecer más información científica para que, además de ponernos la vacuna, aprendamos a protegernos. Necesitamos ampliar un poco más esa información porque hay ciertas dudas.
La pandemia ha causado muchos retrasos en la atención a los pacientes crónicos. ¿Se ha recuperado ya la normalidad en este sentido?
Las personas con enfermedades crónicas o pendientes de diagnósticos o de pruebas, siguen sufriendo una alteración en su acceso al sistema sanitario. Estamos en una situación en la que el 43% de las personas que ya tenían una enfermedad crónica han sumado nuevas patologías. Además, hemos sido menos adherentes a tratamientos y nos hemos cuidado un poco peor durante la pandemia, que también nos ha afectado emocionalmente. Con lo cual nos encontramos en una situación compleja para hacer asistencia sanitaria porque las necesidades han aumentado y los pacientes están en peor situación.
“Necesitamos recuperar de manera urgente la presencialidad de las citas y tener tiempo para dedicarle a hacer actualización y seguimiento de los pacientes”
Necesitamos recuperar de manera urgente la presencialidad de las citas y tener tiempo para dedicarle a hacer actualización y seguimiento de los pacientes. A revisar la medicación, el diagnóstico y la situación personal de las personas con patologías crónicas más complejas. No se ha recuperado la normalidad asistencial. Entendemos la dificultad, pero tenemos que trabajar la continuidad asistencial; tenemos que ver cómo primaria y hospitalaria trabajan de una manera más equilibrada en este sentido para que no tengamos tantos pacientes sin atender.
Tenemos mucha gente vulnerable, invisible para el sistema. Personas que en muchos casos vive sola, que suman patología y edad, y también suman soledad. Es un tema urgente desde el punto de vista sanitario y de coordinación sanitaria y social, porque factores como la edad y la soledad multiplican los problemas de las personas que tienen una enfermedad y les hace más vulnerables.
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