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Las infecciones de transmisión sexual (ITS) son la segunda causa de enfermedad infecciosa en Europa, por detrás de las infecciones respiratorias. En este sentido, las ITS son un problema importante de salud pública tanto por su magnitud, como por sus complicaciones y secuelas si no se realiza a tiempo un diagnostico y un tratamiento precoz. Ante esta realidad, desde la Sociedad Española de medicina de urgencias y Emergencias (Semes) se alerta sobre la acuciante necesidad de protección ante las nuevas prácticas sexuales.
Las ITS son la segunda causa de enfermedad infecciosa en Europa, por detrás de las infecciones respiratorias
El chemsex es un fenómeno creciente que está asociado con prácticas de riesgo que pueden facilitar la transmisión del VIH y otras ITS. Asimismo, puede ocasionar graves problemas de salud de tipo cardiovascular o mental. Se considera chemsex al uso intencionado de drogas, fundamentalmente de tipo estimulante y disociativas para tener relaciones sexuales por un período largo de tiempo. Cuando el uso de estas drogas se realiza de forma intravenosa recibe el nombre de slamming. Según los expertos, en la actualidad esta práctica da ligar al aumento de riesgo de infecciones en proporciones similares a tiempos pasados, con la terrible epidemia secundaria al consumo de heroína por vía endovenosa.
“Existe una gran variedad de drogas empleadas en la práctica del chemsex, algunas de ellas son más frecuentemente consumidas en este ámbito, como por ejemplo el gammahidroxibutirato (GHL/GBL), la cocaína, la mefedrona y la metanfetamina, los ‘poppers’, la ketamina, y fármacos de los usados para la disfunción eréctil. La combinación de algunas de estas drogas produce desinhibición y estimulación sexual. En este contexto, es habitual que se practique sexo sin protección con diferentes parejas sexuales y aumente el riesgo de contraer ITS, como el VIH”, ha dicho el coordinador del Grupo de Toxicología de Semes, Guillermo Burillo.
De hecho, alrededor del 30% de los pacientes VIH positivos practican el chemsex, mientras que el slamming se da en el 16% de ellos. Se calcula que la práctica del chemsex puede triplicar el riesgo de infección por VIH y hasta duplicar el riesgo de ITS como clamidia y gonorrea. Además, esta práctica se relaciona con un 80% de las seroconversiones por VIH.