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El Grupo Complutense de investigación 920202, dentro de su línea en desarrollo craneofacial, ha publicado un nuevo estudio en el que se analizan las interrelaciones del músculo buccinador (el principal músculo de la mejilla) con el tejido conectivo que lo rodea. El artículo, publicado en acceso abierto en Annals of Anatomy, presenta nuevos hallazgos estructurales y aspectos relativos a la anatomía funcional de la mejilla que no se conocían hasta ahora y que ayudan a entender mejor la complejidad de la cavidad bucal.
Por ello, resulta de gran interés no solo para anatomistas y embriólogos, sino también para los cirujanos orales y maxilofaciales, así como para todos los profesionales relacionados con la odontoestomatología. Además, los nuevos descubrimientos permiten comprender mejor el concepto clásico de sistema musculoaponeurótico superficial (SMAS), descrito por Mitz y Peyronie en 1976. En la actualidad, el SMAS resulta una estructura de gran interés para la medicina estética y la cirugía plástica y reparadora de la región facial, pues su desestructuración es uno de los factores causantes del envejecimiento de la cara.
Las relaciones íntimas entre las fibras del músculo buccinador y el tejido conectivo de la mejilla pueden explicar las complejas funciones de este músculo
En el trabajo se han examinado muestras de tejido humano, tanto durante el desarrollo prenatal, entre la 8ª y la 17ª semanas intraútero, como en individuos adultos. Se trata de una investigación morfológica, enmarcada en las ciencias básicas, en la que se han empleado técnicas histológicas e inmunohistoquímicas para tratar de entender la fisiología de este músculo a través de los primeros estadios de su formación.
Las muestras histológicas en las que se analizó el desarrollo prenatal de la mejilla fueron procesadas y se mantienen archivadas en el Departamento de Anatomía y Embriología. Por su parte, el tejido adulto proviene de las donaciones que se conservan en el Centro de Donación de Cuerpos y Salas de Disección de la UCM (y también se procesó en el Departamento). Las labores de investigación y obtención de resultados se han llevado a cabo por los miembros del grupo en los laboratorios de investigación que tienen a su disposición en las Facultades de Medicina y Odontología.
La investigación muestra las importantes relaciones que establece el buccinador con el tejido conectivo de la mejilla
Este trabajo pone de relieve las importantes relaciones que establece el buccinador con el tejido conectivo de la mejilla. Las interacciones se inician muy temprano, a partir de la 8ª semana del desarrollo intrauterino, organizándose progresivamente hasta la 17ª semana de vida del feto. Estas interconexiones fibrosas y musculares también son importantes en el adulto, así como el contenido en colágenos (I y III) y la presencia de fibras elásticas. Globalmente, los resultados muestran que todo ello posibilita la función del buccinador. Así, aunque se localiza profundamente en la mejilla (en paralelo a la superficie cutánea), permite traccionar al mismo tiempo de la mucosa y de la piel de la región.
El buccinador forma parte de los llamados músculos faciales. También se denominan músculos mímicos por su participación en la expresión facial y en la comunicación humana, interviniendo en la manifestación gestual de las emociones. Según varios autores, se cree que sólo un 7% de nuestra comunicación es verbal, mientras que aproximadamente un 38% es atribuible al tono de voz. Por su parte, el 55% restante corresponde a la comunicación no verbal, que involucra el lenguaje corporal, los gestos y las expresiones faciales. De este modo, muy posiblemente, la mayor parte del tiempo nuestros pensamientos aparecen en nuestra cara antes de pronunciar cualquier palabra. El lenguaje corporal y determinados gestos pueden variar enormemente entre diferentes culturas. Sin embargo, las expresiones faciales de felicidad, tristeza, enfado o miedo se consideran emociones universales.
El trabajo complementa estudios previos del grupo en los que analizan la disposición de las estructuras que intervienen en los procesos de masticación y deglución
Topográficamente, el buccinador se localiza bilateralmente, formando la capa muscular de las mejillas. Por ello, además de participar en la expresión facial realiza otra serie de funciones básicas, como son la succión, la masticación y la deglución. De este modo, resulta imprescindible para la alimentación de los mamíferos. Cuando se contrae durante la masticación, este músculo favorece el que podamos desocupar el alimento de los fondos vestibulares (espacios situados entre la mejilla y los dientes) para poder llevarlo repetidamente hasta las superficies trituradoras de los molares antes de tragar. Asimismo, el músculo también impide el pellizcamiento de la mucosa de la mejilla por parte de los dientes durante todo el proceso. El buccinador también ayuda a la expulsión forzada de aire a través de la boca, algo imprescindible al soplar o tocar instrumentos de viento.
Este trabajo complementa a otros dos estudios previos del grupo de investigación llevados a cabo en la misma línea. Los trabajos anteriores analizaron la disposición de las estructuras fetales que intervienen en los procesos de masticación y deglución. Estos artículos también se publicaron en abierto en revistas científicas internacionales de primer nivel. Los estudios han sido financiados con fondos del Banco Santander/Universidad Complutense de Madrid y con las Ayudas a Grupos UCM concedidas al Grupo Complutense 920202.
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