..Cristina Cebrián.
Con el foco puesto en el riesgo de las comorbilidades y la infección oculta del virus del VIH, los especialistas e investigadores continúan su lucha por erradicar el virus que daña las células del sistema inmunitario. El doctor Santiago Moreno, jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, explica en una entrevista a iSanidad por qué estamos asistiendo a un aumento de la prevalencia de la infección en España, que actualmente se sitúa en el 0,4%. La cifra total ronda los 160.000 afectados y de éstos, llama la atención que el 18% no sabe que está infectado, por lo tanto viven como si fuesen VIH negativos. Ahora el reto pasa por controlar la epidemia, identificar las infecciones ocultas y eliminar definitivamente los estigmas que tiene la sociedad sobre estas personas infectadas.
La cifra total ronda los 160.000 afectados y de éstos, llama la atención que el 18% no sabe que está infectado
¿Qué medidas son las más adecuadas para tratar la infección oculta del virus del VIH?
La infección oculta del VIH es aquella parte de las personas que están infectadas y que no lo saben, de ahí que se la denomine porción no diagnosticada o infección oculta. Este es el gran problema que tenemos que afrontar en el control de la epidemia. Mientras una persona no sabe que está infectada por el VIH le ocurren dos cosas. Una es que la enfermedad sigue progresando de manera silente y llegado un momento puede debutar con complicaciones clínicas. Por tanto, se produce un empeoramiento de la situación clínica del paciente y, por otro lado, puede transmitir de manera inadvertida la infección por VIH por contacto sexual, al no saber que es positivo.
Se hace urgente, por tanto, intentar diagnosticar esa facción no diagnosticada, esa infección oculta por el VIH. Se han propuesto muchas formas de abordar el problema, en Estados Unidos, conscientes de ello, propusieron en 2016 hacer la prueba del VIH a toda la población sexualmente activa. Y, en plan retrospectivo, a todos aquellos que hubieran tenido contacto sexual alguna vez en su vida, sin protección y con una persona con VIH desconocido.Esta es una estrategia que se podría intentar llevar a cabo adaptándola a nuestro medio, es lo que llamamos la estrategia de test universal. La segunda estrategia es la llamada estrategia dirigida, consistente en ampliar las pruebas de VIH hacia personas con alguna condición relacionada con el SIDA, ya fuese una práctica de riesgo o una manifestación clínica. Ante eso, el médico puede indicar de manera más generosa la prueba del virus. Nosotros optamos por una posición intermedia, combinando una fusión consistente en identificar de algún modo a las personas que tienen, en sentido amplio, alguna práctica de riesgo, alguna manifestación clínica y pedirles a éstos la prueba del VIH, pero identificándolos a todos. En Madrid se ha hecho un estudio piloto, en el cual en la pantalla del médico de Atención Primaria saltaba una alerta cuando el médico escribía algo en la historia clínica que le debía recordar el VIH. En el estudio se demostró que esta estrategia era superior en eficiencia incluso al cribado universal. Por tanto, tenemos las herramientas, solo hay que implantarlas.
“Un tercio de todos los nuevos diagnósticos de infección por VIH que se produjeron en 2016 en España se hacen en personas nacidas fuera de nuestro país, concretamente el 36%”
La universalidad de la Sanidad, ¿tiene algún impacto ante los nuevos diagnósticos?
La universalización puede jugar un papel importante a la hora de diagnosticar la infección por el VIH en personas que no saben que están infectadas. Un tercio de todos los nuevos diagnósticos de infección por VIH que se produjeron en 2016 en España se hacen en personas nacidas fuera de nuestro país, concretamente el 36%. Por tanto, es de suponer que entre las personas que vienen de fuera el porcentaje podría ser aun mayor. Hay un buen número de infectados y muchos de ellos no se acercan a la sanidad, porque no tienen cobertura y por los problemas legales que lleva asociados. Si nosotros facilitáramos, como era antes, que las personas se acercaran, se podrían hacer más diagnósticos, ofertarles el tratamiento y convertirles en personas que no transmiten la infección. Al fin y al cabo, el VIH no entiende de nacionalidades ya que si una persona nacida fuera de España, que no tiene acceso a la sanidad, está infectada y tiene relaciones sexuales, la otra persona ya sea española o no, le va a transmitir la infección. Así estamos contribuyendo a un aumento del número de casos, por tanto la universalización de la sanidad es una muy buena medida para contribuir al control de la epidemia en nuestra población en general.
¿Qué efectos secundarios padecen los pacientes con tratamientos prolongados?
Las personas infectadas por VIH que estamos tratando desde hace mucho tiempo se expusieron durante aquellos años a fármacos enormemente tóxicos y esto provoco circunstancias que aún hoy persisten en forma de secuelas. Seguramente, una de las más conocidas fue el efecto tóxico de la medicación por el que los pacientes perdían grasa de la cara, de las extremidades, de las nalgas y que se llamó lipoatrofia. Esto afortunadamente ha desaparecido pero otra de las características de entonces fue que empezábamos el diagnóstico de forma muy tardía con lo cual, entre que la medicación era tóxica, poco conveniente y se tomaba mal; era menos potente que la que tenemos actualmente y se empezaba el tratamiento más tarde, muchos de los pacientes no han logrado una recuperación inmunológica completa.
“Nuestra esperanza es que en el futuro no asistiremos a este aumento de comorbilidades, de enfermedades no relacionadas directamente con el SIDA, pero que aparecen en pacientes con VIH positivos”
De la gente de aquellos tiempos hoy persiste en ellos una cierta carga de enfermedad extraordinaria. Esto quiere decir que están expuesto a desarrollar ya no SIDA sino lo que llamamos los eventos no SIDA, las comorbilidades asociadas. Si alguien comienza hoy, nuestra esperanza es que el inicio y tratamiento actual, con las cifras que tenemos de tratamiento de defensas y con las medicaciones que tenemos, nuestra esperanza es que en el futuro no asistiremos a este aumento de comorbilidades, de enfermedades no relacionadas directamente con el SIDA, pero que aparecen en pacientes con VIH positivos. En la actualidad es la carga que está sufriendo una parte de los pacientes cuyo tratamiento se inicia hace 20 o 30 años.
¿Cuál es la prevalencia y evolución tanto del VIH como del SIDA en España?
La prevalencia del VIH en España es del 0,4%, es decir que cuatro de cada mil habitantes españoles están infectados por VIH. La cifra total se estima que se encuentra en el rango de entre 130.000 y 160.000 personas infectadas. De éstas, el 18% no sabe que está infectada, están viviendo como si fuesen VIH negativos. En cuanto al número de pacientes con SIDA que ha habido en España, la cifra es de alrededor de 84.000, de los cuales cerca de 50.000 ya fallecieron.
Disminuyen los casos de SIDA, aumenta la prevalencia y se produce una incidencia, un nuevo número de pacientes al año que permanece estable, en torno a 3.500
Por tanto, alrededor del 0,2% de personas han padecido o padecen SIDA en España. Gracias a los tratamientos, se ha producido un descenso drástico en los pacientes con SIDA. Sin embargo, el número de personas vivas con VIH ha aumentado y por eso la prevalencia de la infección en España y en el mundo está creciendo. Por tanto, disminuyen los casos de SIDA, aumenta la prevalencia y se produce una incidencia, un nuevo número de pacientes al año que permanece estable, en torno a 3.500.
¿En qué momento se encuentra la investigación y como se está abordando el virus en la actualidad?
Uno de los grandes hitos que se han producido en la medicina moderna es, sin ninguna duda, el control de la infección por el virus del VIH. El tratamiento antiretroviral tiene varios récords positivos en su haber, además el SIDA ha resultado ser un revulsivo extraordinario para un montón de especialidades que ni siquiera tienen relación con las enfermedades infecciosas. Por ejemplo, la inmunología pre SIDA no tiene nada que ver con la inmunología post SIDA; el tratamiento de muchas enfermedades infecciosas para pacientes que no son VIH positivos ha mejorado extraordinariamente gracias a la investigación que se ha hecho para salvarle la vida a los pacientes VIH positivos.
El tratamiento antiretroviral contra el VIH tiene varios récords positivos en su haber
Además, el modelo de investigación y de tratamiento del virus ha servido de ejemplo para investigar recursos terapéuticos para otras enfermedades infecciosas. Por tanto, este ha sido un modelo para la investigación creado a la fuerza, debido al impacto social y científico que tuvo la enfermedad. Es cierto que los grandes progresos que se han hecho y la situación en la que estamos se han producido gracias a los esfuerzos extraordinarios de investigación. Hablamos de cabezas muy bien amuebladas, gente muy lista que ha trabajado para esto y que han logrado frenar en poco tiempo la expansión de una epidemia que pudo haber sido terrible. Muchas veces no reconocemos lo suficiente estos esfuerzos, algunos privados como los realizados por la industria farmacéutica y también públicos, ya que las administraciones han puesto muchos recursos económicos, materiales, personales y emocionales para conseguir todo lo que se ha conseguido en torno al VIH.
“En el caso de la infección por VIH, el gran problema que tenemos hoy ya no es curar a los pacientes sino el estigma social que sufren”
También hay que analizar una cuestión curiosa y es que muchas veces somos muy exigentes cuando pedimos a los organismos que trabajen para el bien de una enfermedad, para el bien de los pacientes y la sociedad no responde por igual. En el caso de la infección por VIH, el gran problema que tenemos hoy ya no es curar a los pacientes sino el estigma social que sufren. Hay muchos pacientes que no pueden decirle a nadie que son VIH positivos, porque todavía están claramente estigmatizados. De modo que, en paralelo a los esfuerzos de investigación que se han producido, ha habido una escasez por parte de la sociedad de apostar por facilitarle la vida a los pacientes con VIH.